Una foto

Te toco la frente
Te toco la puerta
Te toco las piernas
Te toco el inconsciente
Te toco las manos
Te toco el cuello
Te toco lo que quieras
 Pero tan solo pídeme un poco.
 
 No mereces que te desee de esta forma en que lo hago,
Con ganas que ni yo comprendo, porque ya ni ganas tengo.
Ganas de perderme y perderme en ti, perderme contigo y que hagamos un paso tibio y lejano.
 
En una cueva de piedra con frío, en un desierto con ropa ligera, con viento, con estrellas, en un mar infinito mojando nuestros labios, en un lugar sin abismos ni trabas ni traumas ni esperas.  
Un mundo paralelo, donde me enseñas que te gusta, hacia donde te diriges me dices quien eres  y repito, donde debo tocarte.
 
Porque para mí tocarte seria como besarte, como hundirme  en la cama de tu pecho, en un jardín de rosas de oxígeno, en plumas con aroma a paraíso, podría encontrar las paz en esas manos largas, hechiceras, recorridas y doradas.
Veo tus fotos a deshoras, veo tu letra, me penetra tu mirada y tus palabras con interés en que siento, en lo que me mueve; sin que lo imagines, no creo que sepas como me mueves.
 
Un cogollo en tu espalda, porque te gusta observar
 
 Vino tinto en tu boca y en tus pies descalzos
 Te combina el morado, te combina el rosa; te combina todo lo que este mundo es capaz de combinar.
 
 Tu risa, tu sonrisa venenosa de lo hermosa, puede capturar  a la tierra misma, puede tragarse el más fuerte de los vientos y marejadas, esa sonrisa que lo cautiva todo, todo lo atrapas  con esos ojos profundos, intensos.
Tu no caigas, nunca pares de ocupar tus piernas largas,
que atraviesan cordilleras, bosques y rascacielos
 
Tú y tus andares y yo sigo acá, esperando que llegues,
Para que tomemos mate,
Para que enroles tabaco,
Para que tomemos once
Y quizás de todo esto... conversar un rato

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